miércoles, 12 de agosto de 2009
DOS ESCULTURAS
Esta vez haré un balance crítico sobre dos esculturas que forman parte del paisaje urbano de la ciudad de Villahermosa:
1.- “La fuente del cayuco*”, de autor desconocido, se trata de una escultura de bronce ubicada en medio de un espejo de agua de forma circular. En ella sobresalen las figuras de dos personajes acompañados de una buena dotación de frutas de la región.
(*Embarcación usada por los tabasqueños para trasportarse en el agua y esta construida a base de una sola pieza de madera de 8 a 12 metros de longitud)
El caso es que el autor sin el más mínimo conocimiento de las costumbres tabasqueñas coloca el la punta del cayuco una mujer sentada con los pies entre el agua (eso no se puede hacer ya que la embarcación al ir hacia el frente, los pies causarían una acción contraria o de frenado obligando a la persona a flexionar las piernas por el empuje de la fuerza –esta posición resulta bastante inusual y antiestética); en la parte trasera un hombre sentado lleva un remo o canalete (esto tampoco puede hacerse ya que la verdadera posición es de pie debido a que eso le da estabilidad a la embarcación que tiene muy poca anchura); por ultimo con respecto a la composición en general diré que la altura a la que se encuentra esta es incorrecta debido a que se ubica por debajo de la línea de perspectiva del espectador (los que van en vehículo solo ven las figuras sin distinguir detalles -debido a la velocidad- los transeúntes nunca se acercan a ver de que trata). La falta de investigación y oficio hacen que estos pseudos monumentos sean una caricatura de la realidad, es una pena que en pleno siglo XXI tengamos que soportar que nos rehagan la historia personas aprovechada, sin talento y que además no saben quienes somos.
2.- “Vengo a ofrecerte mi corazón” de Fernando Péreznieto (2000), obra escultórica realizada en mármol blanco; esta muestra un personaje con influencia renacentista y abriéndose la túnica deja ver una espacio vacío en su interior ocupado únicamente por un corazón. El pedestal y la escultura se encuentran en una relación armónica ya que el estudio de perspectiva logra el cometido de hacer resaltar la obra en su contexto. Cuando una obra de arte contiene valores estéticos tan evidentes, las palabras salen sobrando.
Visite ambas obras, ubicadas el Circuito Interior “Carlos Pellicer Cámara” (antes periférico) a la altura de la zona hotelera “La Choca” en Tabasco 2000.
Arq. Víctor Manuel de Dios Olán
C U R A D O R
Esta vez haré un balance crítico sobre dos esculturas que forman parte del paisaje urbano de la ciudad de Villahermosa:
1.- “La fuente del cayuco*”, de autor desconocido, se trata de una escultura de bronce ubicada en medio de un espejo de agua de forma circular. En ella sobresalen las figuras de dos personajes acompañados de una buena dotación de frutas de la región.
(*Embarcación usada por los tabasqueños para trasportarse en el agua y esta construida a base de una sola pieza de madera de 8 a 12 metros de longitud)
El caso es que el autor sin el más mínimo conocimiento de las costumbres tabasqueñas coloca el la punta del cayuco una mujer sentada con los pies entre el agua (eso no se puede hacer ya que la embarcación al ir hacia el frente, los pies causarían una acción contraria o de frenado obligando a la persona a flexionar las piernas por el empuje de la fuerza –esta posición resulta bastante inusual y antiestética); en la parte trasera un hombre sentado lleva un remo o canalete (esto tampoco puede hacerse ya que la verdadera posición es de pie debido a que eso le da estabilidad a la embarcación que tiene muy poca anchura); por ultimo con respecto a la composición en general diré que la altura a la que se encuentra esta es incorrecta debido a que se ubica por debajo de la línea de perspectiva del espectador (los que van en vehículo solo ven las figuras sin distinguir detalles -debido a la velocidad- los transeúntes nunca se acercan a ver de que trata). La falta de investigación y oficio hacen que estos pseudos monumentos sean una caricatura de la realidad, es una pena que en pleno siglo XXI tengamos que soportar que nos rehagan la historia personas aprovechada, sin talento y que además no saben quienes somos.
2.- “Vengo a ofrecerte mi corazón” de Fernando Péreznieto (2000), obra escultórica realizada en mármol blanco; esta muestra un personaje con influencia renacentista y abriéndose la túnica deja ver una espacio vacío en su interior ocupado únicamente por un corazón. El pedestal y la escultura se encuentran en una relación armónica ya que el estudio de perspectiva logra el cometido de hacer resaltar la obra en su contexto. Cuando una obra de arte contiene valores estéticos tan evidentes, las palabras salen sobrando.
Visite ambas obras, ubicadas el Circuito Interior “Carlos Pellicer Cámara” (antes periférico) a la altura de la zona hotelera “La Choca” en Tabasco 2000.
Arq. Víctor Manuel de Dios Olán
C U R A D O R
lunes, 13 de julio de 2009
FE DE ERRATAS
Por una error de compaginación la nota sobre el 27 de febrero aparece desordenada, primero debe leerse donde aparece el título 27 de febrero resaltado, inmediatamente después ver las fotos y leer las notas y comentarios sobre las fotos.
Por su atención MUCHAS GRACIAS





1.- La frase en la placa de “Batalla del 27 de febrero de 1864” es falsa ya que nunca existió tal evento, ese día los intervencionistas se fueron en “El Guaraguao”, nunca hubo un enfrentamiento de ejércitos; entonces la palabra “Batalla” no funciona como en el anterior ejemplo “Batalla del Jahuactal”.
2.- Gregorio Méndez no usaba uniforme militar, sino ropa civil (camisola sin cuello y pantalón, ambos de manta) ya que no era coronel del ejército regular, era de la Guardia Nacional y fue nombrado así por el Gobernador Felipe de Jesús Serra pasada la guerra de intervención. “…En el libro ANTÓN PÉREZ, de Manuel Sánchez Mármol, aparece una visión más exacta de lo que fueron las fuerzas mal vestida y mal apertrechadas de Méndez y Magallanes…”. Por otro lado el sable que empuña nunca existió, fue verdaderamente compositivo o decorativo.
3.- Durante los siglos XVIII y XIX no hubieron en Tabasco caballos purasangre, solo los llamados “criollos”.
4.- Gregorio Méndez usaba botines de cuero con espuelas de estrella como los jinetes tabasqueños de la época y no las botas militares con acicates* como se le representa.
*Espuela con una sola punta para montar a la jineta, usado por la caballería en el siglo XIX.
5.- Al estado de Tabasco nunca llegaron los soldados zuavos (soldado del cuerpo francés de infantería destacada en el norte de África en la época colonial), mismos que fueron traídos especialmente para la batalla del “5 de mayo de 1862” en Puebla, únicamente.
Existe una leyenda urbana la cual dice que el Gobierno de Francia ha pedido corregir el error, eliminándose al soldado zuavo arrodillado y a cambio ellos entregarían unas banderas mexicanas ganadas en batalla. Esto es falso, ya que ningún gobierno cambia trofeos de guerra por un hecho ficticio que solo deja en claro la ignorancia de un pueblo.
6.- Sexto, en lugar de albardón*, que el coronel Méndez usaba para montar, se le coloca una silla con manzana.
*Silla de montar de herencia española, con los bordes de delate y de detrás muy salientes.
7.- Según los conceptos clásicos de la escultura ecuestre: si el caballo tiene dos patas levantadas el personaje murió en combate, si es solo una el jinete murió a causa de una herida en combate; pero si está parado en cuatro patas, el jinete murió a causa de otra cosa (de vejez o de alguna enfermedad). En el caso que nos atañe, el caballo tiene dos patas levantadas, pero no es cierto, el coronel Gregorio Méndez murió en la tranquilidad de su hogar en 1887 (aún en nuestros días no existe una biografía exacta sobre el Coronel Gregorio Méndez Magaña)
La escultura fue encargada por el Gobernador Carlos Madrazo Becerra al Augusto Escobedo (Augusto Ortega Escobedo, Cd. De México 1914 – Edo. De Morelos 1995), mismo que en la década de los ochenta durante una conferencia en la galería “El Jaguar Despertado” respondiendo a una pregunta sobre por que de tantas inexactitudes, dijo: “Me basé en las instrucciones precisas del entonces gobernador del estado…”
En un retrato elaborado entre el 2002 y 2004 y que se ubica en una sala de exposiciones de reciente creación en el Palacio de Gobierno se puede apreciar al corl. Gregorio Méndez uniformado como nunca lo estuvo, creándose una falsa imagen del prócer.
La historia ha continuado de generación en generación hasta que en la actualidad según datos encontrados en una encuesta sobre cultura realizada en el 2004 para una tesina sobre “Los museos en Tabasco” elaborada por un servidor, arrojo las siguientes cifras:
El 80% de la población, no sabe con precisión que fue lo que pasó el día 27 de febrero de 1864
El 16% cree que fue “La batalla del Jahuactal” (pero tampoco sabe donde es el lugar con exactitud)
El 8% es el nombre de un estadio de base-ball
El 4% restante si lo sabe pero considera que fue una batalla.
Ahora ha llegado el momento de colocar las cosas en su justa dimensión aunque y tengamos que hacer una reflexión, nos beneficia mostrar la verdad objetiva o dejar pasar un hecho faccioso que por momentos parece no interesarle a nadie. Será la historia quien nos juzgue y el pueblo quien nos demande.
“Cada lugar tiene dos historias, la oficial y la verídica”
Autor anónimo
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